“Cuando ves una persona bailando pero no escuchas la música, te parece incomprensible esa persona, incluso te puede parecer completamente loca con tantos movimientos tan raros.
Solo cuando escuchas la música puedes entender a la persona que baila”.

viernes, 16 de noviembre de 2012

48 Behobia - San Sebastán


Desde hace unos cuantos años, llevaba oyendo a la gente comentarios acerca de la Behobia - San Sebastián. Que si habia que hacer esta carrera al menos una vez en la vida, que si es hay público durante todo el recorrido y que vas en volandas... Pero fué Juan Ulibarri quién, hace un año, nos insistió en que participaramos. Y aún recuerdo como si fuera ayer aquel 23 de mayo de este año, donde, alternando entre 3 pcs, conseguí preinscribirme y, ya que nos poníamos, también a Álvaro, Edgar y Urzi. Fué una mañana de muchos nervios y tensión. Pero, realmente, no sabíamos que esos nervios iban a servir para algo.


Yo creo que el sábado a las 7:30, cuando salíamos de Zaragoza, ninguno de nosotros cuatro éramos capaces de imaginar lo que nos íbamos a encontrar. Si, vale, veintitantas mil personas corriendo pero, ¿eso cuánta gente es? Esto y otras tantas cosas fuimos comentando durante el viaje, mientras de fondo, sonaba algún que otro disco "pchístico" (hablaremos mas adelante de estos cds). Una canción que nos hizo cantar a los cuatro a la vez fue "Alta Fidelidad", de Lori Meyers.

Lo primero que hicimos al llegar a Donosti fué ir al Velódromo de Anoeta a pillar el dorsal en la feria del corredor. Pîllamos el dorsal con el chip, nos dieron la camiseta (muy zaragocista por cierto, aunque por allí se comentaba que era muy "realista"...) y como no, caimos en la tentación y gastamos...

La primera parte de la "misión" estaba realizada. Dorsal, chip y bolsa del corredor. Ahora venía la segunda: llegar al hostal donde estábamos alojados. El GPS dejó de funcionar y tocó usar el "ERL". Dimos vueltas, y vueltas y mas vueltas. Pero no porque Edgar no tuviese ni idea de interpretar mapas, sino porque las direcciones de las calles eran un tanto aleatorias...


Comimos en la habitación y tras un ratico de descanso, salimos a dar una vuelta por la ciudad. Llovía bastante y nos metimos a un bar a echar una caña y un pincho. También aprovechamos para comprar a cena y el desayuno. Y, mientras que Álvaro y Urzi hacían la cena, Edgar y yo fuimos a mover el coche, ya que, en el parking donde habíamos aparcado, no podriamos sacar el coche hasta las 15:00 del domingo. La idea era llevarlo al parking de la estación donde cogeríamos "El Topo" para ir a Behobia. Tuvimos suerte y encontramos un hueco en la calle, asi que allí dejamos el coche.
Cenamos, quedamos con Juan, ordenamos la habitación y preparamos todo para, digamoslo así, el gran dia.


A las 7 de la mañana estábamos los 4 despiertos y preparándonos. Teníamos que dejar libre la habitación, por lo que llevamos todo al coche. Álvaro y Urzi tenían mas prisa que nosotros, asi que Edgar y yo aparcamos en el parking de la estación.


El guión que habíamos ido planificando durante la tarde-noche anterior lo habíamos cumplido a la perfección. Tras una media hora de viaje en tren, llegamos a Behobia. Llovia bastante. Había autobuses lanzadera a la zona de la salida. Pero Edgar y yo decidimos ir andando. ¿Cómo llegamos a la salida? Empapados. Nos cambiamos y dejamos las mochilas en el camión.
Camiseta térmica, la de tirantes, mallas, guantes, buff-cachirulo, camiseta de algodón y poncho para tirar. Los pies íban chipiados, y eso que aún no habíamos empezado a correr. Conseguimos juntarnos todos y Juan. Mientras yo me tomaba un BLUE, Charlamos un rato y cuando Edgar y yo nos quedamos solos, nos metimos a un bar para estar calenticos.

A eso de las 11 decidimos tomar la salida y, a las 11:04, empezábamos a correr. El ambientazo que se vivía en esos primeros momentos era algo incapaz de describir. Gente por delante y gente por detrás. Adelantar era todo un reto. Cuando iba por el km2, me quité el poncho y la camiseta, ya empezaba a entrar en calor y, con la que estaba cayendo, daba igual poncho que no. Cuando terminamos la bajada de Ventas de Irún, Edgar y yo nos separamos. Él tiró mas rápido y yo decidí mantener el ritmo. Comenzaba el puerto de Gaintxurizketa, el cual duraría unos 2 kilómetros. Ahora venían unos 4 kilómetros de toboganes hasta Lezo, pero a mi, tampoco se me hicieron tan duros. Cuando ya había pasado el ecuador de la carrera, seguía con los pelos de punta. Creo que no había 10m de carrera sin que hubiese una persona animando. Dejamos atras Lezo y entramos en el Puerto de Pasajes. Aquí, la lluvia nos dió una tregua y gracias a ello, esta zona pasó rapido. Al salir del puerto, nos esperaba la última sorpresa. El Alto de Miracruz. Sinceramente, lo esperaba mas duro... o es que la cantidad de público que había a los lados animando nos subían en volandas. Una vez arriba del alto, sólo quedaba bajar y llanear hasta la meta. Sólo recuerdo que había gente. Mucha mucha gente. Sólo se oían gritos de ánimo y música. El Kursaal avisaba de que la meta estaba cerca. Asi que último acelerón y hasta la meta. Entro en 1h36'.


Volvemos a encontrarnos todos en la estación y, como estamos empapadísimos, bajamos al parking a cambiarnos. La que liamos...



Cuando por fin estuvimos todos "limpios", guapos y elegantes, salimos de San Sebastián. Paramos en Pamplona para comer y nos metimos al cuerpo una hamburguesa de 180g.



Pasamos un buen fin de semana por tierras vascas, y, yo por lo menos, volví con ganas de repetir al año que viene.

"Todo esto es culpa de la gente
¿Por qué te hace sentir mas diferente?"


1 comentario:

cansamontañas dijo...

Buen relato campeón!!!!!! El espíritu de Behobia os ha pillao y os costará dejarlo, je,je... Es curioso que por ejemplo sean más los navarros que corren allí que en la Media de Pamplona, es curioso que llueva, haga calor o frío el público se agolpe a los lados del recorrido para animar, es curioso que a todos y cada uno de los corredores les guste la Behobia, es curioso...